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Capítulo 40.

Hoseok y Roseanne caminaban juntos por el pasillo del centro de detención, saliendo de las salas de interrogatorio tras el frustrante intento de hacer hablar a Mark y Eril. Ambos llevaban el ceño fruncido, sus mentes trabajando en posibles alternativas para el caso. Llegaron a una sala de descanso, donde Roseanne se dejó caer en una de las sillas, masajeándose las sienes, mientras Hoseok se quedaba de pie junto a la mesa.

—No dirán una sola palabra sobre Lucius, al menos no de momento.

Roseanne asintió, pensativa.

—Son fieles a él, eso está claro —dijo con un suspiro—. Pero no podemos perder de vista el objetivo. Si no hablan, tendremos que ser más creativos. Quizás presionarlos de otras formas, o encontrar algo fuera de ellos que los haga reaccionar.

Hoseok asintió, mirando hacia la ventana mientras organizaba sus ideas.

—Oye... ¿cuándo piensas hacer la rueda de prensa sobre el caso de Jungkook?

Roseanne lo miró, quedándose callada por un momento.

—De hecho, mañana realizaré la rueda de prensa.

Hoseok abrió los ojos en grande debido a la sorpresa.

—No esperaba que fuera tan pronto.

Roseanne se levantó.

—De hecho, es lo que acordamos.

✧✦✧

Al amanecer del día siguiente, Jimin abrió los ojos y, al estirar la mano, notó que el lado de la cama de Jungkook estaba vacío. Extrañado, se levantó, se lavó el rostro, intentando despejarse un poco de la pesadez que sentía después de su encuentro con Donyul. Los recuerdos aún lo perseguían, y la sensación de vulnerabilidad lo incomodaba; quería hablar con Jungkook, explicarle porqué se había sentido tan afectado y, sobre todo, explicarle quién era Donyul.

Después de vestirse y acomodarse un poco, salió de la habitación y caminó hacia la cocina. Al entrar, se detuvo en seco al ver a Jungkook sentado en la mesa del comedor, con la pequeña Ayla a su lado, sentada en su silla de bebé. Jungkook estaba sosteniendo una cuchara, jugando a hacer caras y sonidos graciosos mientras le daba de desayunar, y Ayla soltaba carcajadas, encantada.

Con pasos suaves, se acercó a la mesa, y Jungkook, al notarlo, le dedicó una sonrisa tranquila.

—Buenos días, amor —le dijo en tono amable, sin rastro de preocupación en su voz—. Ayla y yo estábamos adelantando el desayuno, ella tenía mucha hambre y no queríamos despertarte.

—No te preocupes —dijo con una sonrisa y tomó asiento al otro lado de la mesa—. Quería hablar contigo de lo de ayer —empezó, buscando las palabras adecuadas—. Quiero que sepas que Donyul y yo estuvimos juntos durante un tiempo y..... Él es su padre biológico, pero no lo sabe. Nunca se lo dije, no merecía saberlo.

"Jimin salió del consultorio médico con una mezcla de emociones. Tenía en las manos el pequeño ultrasonido que mostraba una imagen borrosa, pero llena de significado. Estaba esperando un bebé, y aunque el miedo lo invadía, también sentía una felicidad inexplicable. Con el corazón latiendo acelerado, decidió ir directamente al hospital donde estaba su abuelita, quien era su único apoyo incondicional y quien, pese a su cáncer, siempre encontraba fuerzas para alentarlo.

Al entrar en la habitación, la abuelita levantó la vista y sonrió al ver a Jimin, aunque percibió algo diferente en su expresión.

¿Qué te tiene tan feliz, mi niño? —preguntó ella, con esa calidez que solo las abuelas saben dar.

Jimin, sin poder contenerse, le extendió el ultrasonido.

Voy a tener un bebé, abue —las palabras salieron en un susurro, emocionado y nervioso.

La abuela lo miró sorprendida, pero pronto su rostro se iluminó con una sonrisa de alegría.

—Oh, mi pequeña creatura, ¡eso es una bendición! —exclamó, tomando su mano con cariño—. Vas a ser un gran padre, ¿verdad que sí?

Jimin asintió, pero su mirada se desvió, y su abuela lo notó.

¿Pasa algo? —preguntó, apretando suavemente su mano—. ¿Acaso no quieres a ese bebé?

Él negó rápidamente.

Claro que sí, abuela. Quiero tenerlo, quiero darle todo lo que yo nunca tuve —dijo con firmeza—. Solo que... no estoy seguro de cómo Donyul tomará la noticia.

La abuela suspiró y le acarició el rostro con ternura.

Si ese hombre te ama, hijo, entonces se alegrará. Y si no lo hace... —ella hizo una pausa, mirándolo con seriedad—, entonces no es digno de ti. Porque el amor verdadero no se echa atrás cuando la vida cambia o se pone difícil. Quien te ama está contigo en todos los momentos y te apoya en ellos.

Aquellas palabras le dieron el valor que necesitaba. Esa noche, Jimin se preparó para el día siguiente, con la decisión de contarle a Donyul sobre el bebé. Quería creer que la noticia haría que las cosas mejoraran entre ellos, que lo haría ver que había algo más allá de las discusiones y las ausencias. Para hacerlo especial, decidió sorprender a Donyul, porque era su cumpleaños compró un reloj elegante con sus ahorros, que sabía que le encantaría y se dirigió con entusiasmo al departamento de él, cargado de esperanzas.

Sin embargo, al llegar al pasillo, vio algo que lo descolocó por completo: una mujer desconocida acababa de entrar al departamento de Donyul. Ella introdujo un código en la cerradura, y la puerta se abrió sin problemas. A Jimin le pareció extraño; Donyul jamás le había dado la clave, siempre insistía en que no era necesario.

Dudó unos instantes, sintiendo cómo se le helaba el pecho. Pero decidió tocar el timbre. La mujer abrió la puerta.

—¿Puedo ayudarte? —preguntó ella, sin rodeos, pero de forma amable y con una sonrisa.

Antes de que Jimin respondiera, Donyul apareció detrás de ella y lo miró con sorpresa.

—Es un trabajador de la empresa —dijo rápidamente, dirigiéndose a la mujer—. Ahora vuelvo, amor.

Al escuchar aquella palabra, a Jimin le faltó el aire, sintió que el corazón le dolía físicamente, como si se partiera en dos. Donyul lo jalaba del brazo, cerrando la puerta detrás de ellos y arrastrándolo hasta el pasillo.

El de ojos marrones lo miró con irritación, ignorando por completo el desconcierto y la tristeza en el rostro de Jimin.

—¿Qué haces aquí sin avisar? ¿Acaso no sabes que tienes que llamarme antes de venir? —reclamó.

¿Quién es ella, Donyul? —preguntó en un susurro tembloroso—. ¿Por qué le dijiste "amor"?

—Escucha... lo que tengo con ella no significa nada, es algo pasajero.

Jimin miró a Donyul con una mezcla de ira y desilusión en sus ojos, los recuerdos de todos los sacrificios y humillaciones que había soportado por él rondaban en su mente.

—¿Sabes lo que me hiciste pasar durante estos años? —dijo, con su voz quebrada—. Siempre fui... el que tenía que esperar, el que no debía llamar, el que debía entender que tú no podías arriesgar tu reputación. Soporté todo, ¿pero para qué? —se esforzaba por contener las lágrimas—. ¿Para que al final... tú simplemente me cambies por alguien más?

Donyul resopló.

—Estás exagerando —respondió con una frialdad que solo incrementó el dolor de Jimin—. Sí, quizás cometí algunos errores, pero, ¿quién no lo hace? Lo que tengo con ella no cambia el amor que siento por ti.

La última vez que te pedí que termináramos, ¡tú fuiste quien no me dejó ir! —respiró hondo, intentando calmarse, pero el dolor era demasiado—. ¿Qué clase de amor es este que dices sentir por mí?

Donyul lo observó en silencio, sin mostrar remordimiento. Finalmente, encogió los hombros.

—No todo puede ser perfecto. ¿Crees que soy el único que no puede cumplir con todas tus expectativas?

¿Mis expectativas? —repitió, con la voz quebrada—. Mis expectativas eran simples. Solo quería a alguien que me respetara, que me valorara... que siempre estuviera para mí. ¿Eso era mucho pedir?

Al ver que Donyul no respondía y que solo lo miraba con una indiferencia cruel, Jimin tragó saliva y bajó la mirada, luego levantó la vista y sonrió, una sonrisa triste y llena de resignación.

—Eras mi todo, te entregué mi corazón y te amé pero para ti nunca fui nada realmente.

Sin esperar más, Jimin tiró al suelo el reloj que había comprado con la esperanza de que aquel día marcaría un cambio, de que el hombre al que amaba por fin vería un futuro a su lado y que serían una familia con el bebé que estaba en camino. Se dio la vuelta y se alejó, ignorando la voz de Donyul que le decía que estaba exagerando las cosas y que volviera, mientras sentía como el peso de la traición le rasgaba el alma."

—Cuando dejé el departamento de Donyul —comenzó nuevamente—, apenas podía creer lo que acababa de pasar. Todo en mí... simplemente se rompió. Estaba tan devastado y me sentía tan usado.

Jungkook se mordió el labio, tragándose las palabras que querían salir. Solo quería abrazarlo, hacerle saber que jamás volvería a pasar por algo así.

—Pero esa noche entendí que tenía que olvidarme de Donyul porque si él no era capaz de amarme, mucho menos lo sería con el bebé que estaba esperando.

Jimin se quedó en silencio, las lágrimas cayendo por su rostro. Jungkook se inclinó hacia él y tomó sus manos con suavidad.

—Así que ayer no lloraba porque todavía sienta algo por él. Es más bien... —vaciló, buscando las palabras adecuadas—. Más bien lloré porque sentía tanto coraje, creí que aquellas heridas estaban cerradas completamente pero no era así.

Jungkook asintió en silencio, sin interrumpir.

—Aunque ahora... ahora que los veo a ti y a Ayla juntos, tengo claro lo que realmente importa —sonrió—. Sin embargo, no sé cuál sea tu relación con él, si es tu amigo voy a respetar eso, pero no quiero que sepa que Ayla es su hija —murmuró, con la voz rota—, no quiero que entre en su vida y la lastime como me lastimó a mí. Ella es lo más hermoso que tengo —levantó la mirada y vio la ternura en los ojos de Jungkook—, lo último que deseo es que el pasado arruine lo que tengo. Además, tú eres mi presente, mi felicidad, y nunca había sentido algo tan verdadero como esto.

Jungkook, con su dedo pulgar, limpió las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

—No tienes que preocuparte, él y yo no somos amigos y jamás lo seremos —dijo en un tono bajo pero firme—. No puedo imaginar el dolor que viviste y lamento tuvieras que pasar por eso solo... Pero te prometo que jamás tendrás que volver a enfrentarte a algo como eso —apretó las manos de Jimin con las suyas, dándole fuerzas—. Aquí estoy y siempre lo estaré. Nunca permitiré que alguien te lastime a ti o a Ayla. La sombra de Donyul no tiene lugar en nuestra vida. Te prometo que cuidaré de ti... y de nuestra hija.

Jimin cerró los ojos, sintiendo que podía respirar sin el peso de aquellos recuerdos dolorosos, al lado de Jungkook tenía la seguridad y el amor que siempre había soñado.

✧✦✧

Eran poco más de las 2 pm y la sala de prensa de la policía estaba llena de reporteros ansiosos, cámaras en alto y micrófonos listos. La detective Roseanne entró al podio con una expresión seria, aguardando a que se apagara el murmullo. Cuando el silencio se hizo presente, levantó la mirada y comenzó.

—Buenos días a todos. Como saben, nuestro equipo ha estado trabajando en el caso del intento de asesinato en contra del señor Jeon Jungkook, un empresario reconocido y presidente de una importante compañía. Tras una exhaustiva investigación, hemos identificado a un sospechoso clave que creemos está vinculado directamente con este acto.

Los periodistas intercambiaron miradas intrigadas, y algunos comenzaron a escribir frenéticamente.

—Gracias a diferentes testimonios tenemos la clara sospecha de que se trata de Lucius Santana, un criminal conocido en el bajo mundo, con una larga lista de delitos en su historial —Roseanne mantuvo su tono firme y claro.

Un murmullo de asombro recorrió la sala. Los flashes de las cámaras estallaron mientras los reporteros competían por obtener la mejor imagen y los detalles precisos que se mostraban en la pantalla grande detrás de Roseanne.

—Hemos recabado pruebas que lo vinculan con el atentado y, además, hemos identificado a una colaboradora suya en la escena.

—¿Quién es esa colaboradora? —preguntó uno de los reporteros.

—En estos momentos no la tenemos identificada pero la policía está tomando las medidas necesarias para asegurar su captura —informó.

—¿Cuáles son las pruebas que tienen? —inquirió una periodista.

—¿Cómo es que un criminal tan peligroso como Lucius Santana atentaría con la vida del señor Jeon? —preguntó otro periodista que estaba de pie en las últimas filas—. ¿Acaso están vinculados de alguna forma?

Más y más preguntas se hicieron presentes con respecto al tema.

—Por el momento esto es todo lo que puedo decirles sobre este caso, muchas gracias por venir —y con eso dio por terminada la conferencia.

Roseanne se dio la vuelta y salió de la sala.

✧✦✧

Lucius estaba revisando algunos documentos cuando uno de sus hombres entró rápidamente.

—Tiene que ver esto —pronunció antes de prender el televisor.

Justo en ese momento Roseanne estaba informando que él era el responsable del atentando.

Una sonrisa irónica se dibujó en sus labios mientras seguía escuchando.

—¿Ahora soy culpable de esto? —dijo en voz alta, con tono divertido, como si fuera una broma bien elaborada.

Se recostó en su silla, entrelazando los dedos mientras su mente trabajaba rápidamente. Pensó en Hyuwon. Sabía que él era quien había organizado lo ocurrido con Jungkook, pero la idea de que lo traicionara aún no pasaba por su mente. Para él, quizás solo era un malentendido que debía aclarar.

Alzó la vista hacia su hombre de confianza y con un tono despreocupado le ordenó:

—Llama a uno de nuestros contactos. Quiero que investigue qué pruebas tiene la policía para vincularme a este... intento de asesinato. Quiero saber qué tan en serio se están tomando esta acusación.

El hombre asintió, tomando nota de la orden y esperando instrucciones adicionales.

—Y, dime... —Lucius cambió de tema, mirándolo fijamente—, ¿ya terminaron con el asunto de Mark y Eril?

—Aún no, señor, pero ya tenemos un plan en marcha para eliminarlos —respondió el hombre con seguridad.

Lucius asintió lentamente.

—Perfecto —con un gesto despectivo le indicó que podía retirarse. Él se fue y Lucius continuó leyendo los documentos sin prestarle más atención a lo que ocurrió.

✧✦✧

La cafetería de la empresa estaba llena del habitual bullicio de empleados, pero en una mesa cercana a la ventana, Jimin y sus amigos compartían una comida tranquila. Seokjin, Hyunah, Jade, Kevin y Cindy reían, comentando sobre los últimos proyectos, cuando el murmullo de voces fue reemplazado por el sonido de una noticia urgente en la pantalla que colgaba en la pared.

La atención de todos se centró en el televisor cuando apareció la imagen de la detective Roseanne, seria y firme, anunciando: Se ha identificado a Lucius Santana como el principal sospechoso en el intento de asesinato de Jeon Jungkook.

Hyunah fue la primera en reaccionar, llevándose una mano a la boca con sorpresa.

—¿Lucius Santana? ¿Ese criminal? —preguntó con incredulidad—. ¿Por qué le haría daño a Jungkook?

—Vaya... esto es serio —agregó Kevin, con los ojos bien abiertos, mientras Jade y Cindy intercambiaban miradas de asombro.

Sin embargo, mientras los demás parecían impresionados, Jimin y Seokjin compartían una expresión distinta, una mezcla de confusión e inquietud.

—¿Por qué la policía iría tras Lucius? —murmuró Seokjin. "Cuando fui a dar mi declaración, no mencionaron nada sobre él después. No parecía que lo tuvieran en la mira, y mucho menos como el principal sospechoso" pensó.

Jimin miraba la pantalla en silencio, pero su mente se llenaba de preguntas. Esto no tenía sentido, pensaba.

Hyunah notó el gesto preocupado de Jimin y le tocó el hombro suavemente.

—¿Estás bien?

Jimin asintió con la cabeza, aunque su mirada seguía fija en la pantalla. No podía evitar cuestionarse qué estaba sucediendo realmente. La noticia continuaba, pero Jimin apenas la escuchaba, absorto en sus pensamientos, sabía que el verdadero responsable era Hyuwon y Jungkook le dijo que había dicho todo a la detective, entonces, ¿por qué la detective Roseanne estaba señalando a Lucius?

Tenía que hablar con él, Jimin se levantó de la mesa y fue a buscar a su esposo.

✧✦✧

Hyuwon estaba en la oficina de Jungkook, con el ceño fruncido y una expresión de frustración apenas contenida. Acababa de ver la conferencia de prensa y, sin poder contener su indignación, miró a su sobrino con una mezcla de reproche y enojo.

—¿Qué demonios fue eso? —espetó, su voz cargada de desaprobación—. Quedamos en que dirías que fue un intento de suicidio. Ese era el plan, y claramente no lo estás siguiendo.

Jungkook, sentado tras su escritorio, mantuvo la calma. Cruzó los brazos y se recostó en la silla, dejando que el silencio se alargara solo un instante antes de responder en un tono controlado, casi impasible.

—Hyuwon, eso fue exactamente lo que declaré —dijo, haciendo una pausa, como saboreando cada palabra—. Pero la detective Roseanne no me creyó. Según ella, había pruebas claras que apuntaban hacia otro lado.

El ceño de Hyuwon se frunció aún más. Sus ojos destellaron, aunque intentó fingir sorpresa.

—¿Pruebas? —dijo, intentando sonar casual, aunque su tono apenas disimulaba la inquietud—. ¿Contra quién, exactamente?

Jungkook esbozó una sonrisa apenas perceptible y se encogió de hombros, como si el nombre que estaba a punto de mencionar careciera de importancia.

—Lucius Santana —respondió—. Pero eso no es relevante, Hyuwon. La detective está completamente convencida de su implicación, y no hubo manera de hacerla cambiar de opinión.

Hyuwon se quedó en silencio, asimilando la respuesta. Por un momento, su expresión fue de incredulidad, pero pronto se transformó en una sonrisa calculadora, como si este giro le abriera una puerta inesperada que le daría ventaja.

—Bueno, al fin y al cabo cumpliste con lo que acordamos —murmuró, en un tono que traicionaba su satisfacción—. No revelaste nada que realmente importe.

Mientras reflexionaba, Hyuwon no pudo evitar sonreír levemente. "Quizá, después de todo, esto me sea útil. Con la policía persiguiendo a Lucius, será mucho más sencillo quitarlo del camino."

Jungkook observó con atención el destello de satisfacción en los ojos de su tío. Sabía que había logrado plantarle la idea que quería.

—Espero que con esto dejes en paz a mi familia —dijo Jungkook, con una voz fría—. La policía ya no tiene sospechas sobre ti.

Hyuwon lo miró con una expresión de autocomplacencia y levantó las manos en un gesto de falsa rendición.

—No tienes nada de qué preocuparte, sobrino. Cumpliré con mi palabra —respondió, dejando que sus labios se curvaran en una sonrisa apenas contenida—. No le haré nada a esa niña.

Sin más, Hyuwon se dio la vuelta y salió de la oficina, con una sonrisa fría en el rostro.

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